PERSONAJES  DE  LA  MITOLOGÍA  ASTURIANA



EL BUSGOSU


El “Busgosu o Bugosu” es una divinidad de los bosques asturianos, mitad humano, mitad caprino (en algunas zonas, incluso se le ve con apariencia de batracio, de ahí el expresivo nombre de "mofosu", como en Piloña); tiene enormes cuernos de cabra, que brotan de su espesa caballera, un torso muy velludo, patas de carnero y ojos muy ardientes; vive en la espesura de los bosques y ataca a los cazadores, leñadores, a las mozas, etc. Aún así, sería injusto considerarle un personaje dañino en exclusiva, ya que tiene mucho en común con el pacífico Fauno de la mitología grecoromana. En base a todo ello, José M. Gómez-Tabanera vinculó este mito al del "señor de los bosques", estableciendo paralelismos con el antiguo mito del oso humano, como se ve en viejas leyendas, tales como la de la osa de Andara (mujer-osa de los bosques cántabros).

EL CUÉLEBRE


El Cuélebre es un animal fantástico con cuerpo de serpiente de gran tamaño, con crines, con cabeza de dragón y alas de murciélago (cuando ya es viejo), cuerpo de color verde y rojo, además de una larga cola. Emite unos silbidos muy molestos. Habita en la espesura de los bosques, en los torreones de los castillos en ruina, en la orilla de los ríos y en las fuentes de gran cavidad subterránea. Su misión es la de custodiar fabulosos tesoros y personajes encantados. En la mañana mágica de San Juan el Cuélebre se aletarga, o pierde su poder, y es cuando pueden ser rescatadas sus prisioneras (Ayalgas o Atalayas), con sus fantásticos tesoros.
A él se le encomienda la tarea de resguardar los mundos subterráneos donde habitan las razas ocultas a los ojos de los hombres; estos accesos están generalmente ocultos pero, hay casos en que las razas de los pueblos subterráneos buscan jóvenes humanas para convertirlas en su gente. Ellas, con sus dulces cánticos lastímeros atraen a los pastores y viajeros que pasan por sus cercanías. Lo cierto es que circulan de una manera muy curiosa guías de tesoros, llamadas gacetas o lliendas, en las cuales se describen los lugares donde pueden en- contrarse esas riquezas ocultas. Los valientes que deseaban estos tesoros ocultos que consistian en fantásticas piezas de oro que habrían dejado, escondido en el interior de las cavernas, los moros, en su “huida” de Asturias, debían matar primero al cuélebre que moraba en su interior. Muchas veces eran ayudados por las jóvenes, pero otras veces debían enfrentarse solos a semejante prueba. Los aventureros entraban en el interior de la cueva y el cuélebre detectaba su presencia en la oscuridad, nada puede evitar que la temible bestia despierte de su letargo secular; la sola visión del animal hace palidecer, y muchos son los que al quedar paralizados por el terror, son devorados por la bestia infernal, otros de ánimo más templado, intentan clavar su espada en la garganta del cuélebre que es el punto mas vulnerable que tiene ya que sus escamas son durísimas, o dándole de comer una hogaza de pan llena de alfileres o de piedras calentadas al rojo. Estas son una de las únicas maneras de matarlo y acabar a la vez con su maléfico poder.
Se alimenta comunmente de personas y ganado. Cuando los Cuélebres envejecen y se endurecen sus escamas, llega el fin de su vida terrenal y se van a morir al fondo del mar, en cuyas profundidades encuentran reposo y se dedican al cuidado de fabulosos tesoros durante toda la eternidad.

EL DIAÑU BURLÓN


Es un demonio más bromista que maligno ya que se dedica a engañar a los campesinos. Sus aficiones son muy parecidas a las del trasgu pero con la diferencia de que su campo de acción no esta relegado al ambito casero si no que tambien hace sus travesuras en la cuadra o en el bosque. A veces los campesinos hacen una determinada acción con la mejor intención y les resulta equivocada, luego, se dan cuenta de que todo era una broma del “Diañu burlón”. En algunas ocasiones adopta formas animales como un burro o una cabra o un cerdo, otras en forma humana pero generalmente de niño indefenso, como la historia común de la aldeana que lo encuentra llorando en la caleya y lo lleva a casa, calentándolo en el llar y dándole de mamar, a lo que el ingrato responde, escapando por la "garmayeira" y gritando con risa burlona: "Ajajá, que tomé sopas; ajajá, que les comí; ajajá, que te ví el cú; ajajá, que te lo ví".
En la íntima creencia popular, aún quedan los temores a la acción malévola del Diañu. A estos pequeños demonios se les asignan numerosos poderes: la capacidad de cualquier trabajo manual, y de guardar y custodiar tesoros como los Cuélebres.

EL HOMBRE LOBO


La licantropía o proceso de reconversión del ser humano en un lobo es un fenómeno conocido desde la más remota antigüedad.
No es necesario que exista luna llena para que se produzca la transformación de hombre a bestia, incluso esta maldición a veces es de lo mas involuntaria. Por ejemplo, según cuentan que, en un matrimonio donde todos los hijos son del mismo sexo, al llegar al séptimo o noveno, éste nace con este estigma, a no ser que le apadrine el hermano o hermana mayor, según sean varones o hembras. También cuentan que pueden transformarse en lobo los hijos ilegitimos, sobre todos los que son hijos de curas. Para evitarlo es necesario orinar sangre sobre ellos. Otras veces el hombre o la mujer se tranforman en lobo por causa de una maldición paterna. El Hombre Lobo guía, en ocasiones, las manadas de lobos, ya que pueden utilizar a la vez el instinto animal y la inteligencia humana, para atacar al ganado.
Al contrario de los lobos el Hombre Lobo no teme al hombre y no duda en atacarle para devorarle, siendo este muy despiadado y bestial y su herida se infecta y no cura, pero si alguien lo logra herir vuelve a recuperar su forma humana.
Su aspecto es amenazador, mitad animal, mitad humano con piernas y brazos muy largos, de garras aceradas; camina en cuatro patas (cuadrúpedo), pero tambien puede erguirse (bípedo), siendo todavía más amenazador. Sus ojos sesgados son rojos junto a una hoguera y verde amarillento a la luz de la luna. Cuando alguien consigue matarlo, lo mejor que puede hacer, es quemar su cadaver, no conviene inhumarlo. Si una persona tiene el dedo tan largo como el segundo de cada mano o las cejas espesas y unidas por el entrecejo, puede ser sospechoso de transformarse en lobo por las noches.
Hé aquí algunas formulas para matarlo: quemarle la piel en el mismo momento de la transformación, o herirlo con bala de plata bendita; o hacerlo sangrar con una rama de acebo bendita en Domingo de Ramos.

EL HOMBRE MARIN


Hace ya mucho que no se tienen noticias de este ser en nuestras costas. Se culpa a la contaminación que padece nuestro litoral. Tiene dientes verdosos con el cuerpo cubierto de escamas, mitad hombre y mitad pez, este monstruo asolaba las costas, rompia las redes y aparejos de los pescadores y se movia con la misma facilidad tanto en tierra como en el mar.

EL NUBERU


El Nuberu, conocido también como Reñubeiru, Nubreiru y Xuan Cabritu, es un viejo gigantesco y de ojos ardientes, con una enorme barba y puntiagudas orejas, que viste una piel de cabrito y se cubre con una capa negra y un enorme sombrero de ala ancha. Algunos afirman que es un conjuro, obra de una especie de "tempestariu" (especialista en ahuyentar las tormentas). Fabrica nubarrones y cabalga sobre ellas, hacedor de la lluvia, la nieve y el granizo, los cuales arroja en los campos antes predeterminados por él, arruinando asi las cosechas. Aún así, debemos decir que el Nuberu se encarga de proporcionar el agua que da vida a la tierra y la hace fértil. Sin embargo, lo mas temible es su capacidad de crear la niebla mas espesa, lo que hace que los pastores y ganados se pierdan en el monte.
El Nuberu astur procede de Egipto. Allá vive en lo alto de una montaña, desde donde viene a organizar las nubes y la tormenta. Se cuenta que un día el Nuberu se cayó de una de las nubes y pidió refugio. Nadie quiso darle posada, sólo un campesino se apiada de él y decide darle cobijo. Cuando el viajero se marcha, promete a quien le ha recogido, no olvidar ese favor y que si llega la ocasión de pasar por sus tierras no dejará de compensar adecuadamente al bondadoso labrador.
Hay algunos folkloristas asturianos que lo describen como un enano deforme, de figura humana, de rostro tostado, largas melenas y enormes brazos, con barba, viste toscas pieles y lleva sombrero negro de alas de cuervo y baja a la costa tronando tormentas. Y otros que, dicen que es enorme, vestido de sayal pardo oscuro y es conocido como "Reñubleiro"; eso sí, también dicen que viene montado en una nube arrojando pedrisco.
Dado su carácter dual, benigno y maligno, las gentes conocían diversas fórmulas para "esconxurarlo", en la que se deja traslucir claramente que el nubero y el diablo no son cosa distinta: la presencia del cura, y más si estaba rodeado de niños.
El Nuberu está relacionado con el Dios celta Taranis.

EL PATARICO


Los Pataricos son gigantes de apariencia horrible y dotado de una inmensa fuerza, provisto de un único ojo en la mitad de la frente, estan dotados de un olfato extraordinario y su única obsesión es provocar el naufragio de los barcos donde huelen "a cristiano", para devorarlos crudos, ya que segun parece, no conocen el fuego. Algunos aseguran que al igual que sus parientes, los xixantes gallegos, los Pataricos, guardan grandes tesoros de epocas pasadas. Estos seres parecen tener actualmente su habitat en la costa mas occidental de Astu- rias.

EL SUMICIO


Es un duende que vive cerca de los seres humanos y es muy similar en todo al trasgu/trasno y al diañu burlón, pero con una clara diferencia, que es la de ser invisible, a la par que hace desaparecer las cosas y puede ser dañino para las personas.
Decíamos que el Sumicio acostumbra a hacer que las cosas desaparezcan de manera "oportuna", es decir, aquellas que en un determinado momento, resultan imprescindibles como unas tijeras o un cuchillo que no aparescan inexplicablemente cuando mas lo necesitabas, entonces se dice: "parece que se lo llevó el Sumicio". Otra de sus aficiones consiste en cambiar el vino de los barriles por agua. Pero el Sumicio no se conforma con hacer desaparecer o cambiar las cosas, sino que tiene poder suficiente para hacer daño, "sumiendo" a las personas, casi siempre niños. Aunque el Sumicio es más perverso que el trasno y resulta muy difícil deshacerse de él, siempre hay una posibilidad y en este caso, se trata de la oración de San Antonio de forma rapida y sin equivocarse, puesto que si esto sucede el Sumiciu nunca devolvera lo que se llevo.
El Sumiciu era (es) un habitante más de la casa, a nivel fantástico, pues su presencia invisible justificaba los despistes, olvidos y desapariciones en general.

EL TRASGU


Este es el personaje equivalente al trasgo, que se conoce en el resto de España. Es un duende o gnomo de figura diminuta, traviesa, juguetona, de espíritu inquieto y simpática, de no más de 80 cm de estatura, tiene la piel negra u oscura, con grandes uñas en las manos, la boca descomunal, la nariz aplastada, los ojos brillantes y pequeños, cuernos y rabo; es muy delgado y cojitranco, pero aun así se mueve con rapidéz asombrosa y suele dar grandes saltos, su rostro tiene casi siempre una expresión burlona, a no ser que se le moleste y enfade. Viste un blusón y gorro encarnado colorado. A los trasgos les gusta andar por los lugares donde viven los humanos y los animales domésticos, aunque su lugar preferido es, sin duda, el llar o llariega (el sitio donde se hace el fuego y se cocina). Por lo anterior, es un duende casero, ya que por las noches, y cuando esta el fuego encendido, se cuela en las casas para hacer las tareas domésticas pendientes como barrer, limpiar y poner las cosas en su sitio, o si está malhumorado para romper o esconder objetos cambiandolos de sitio para crear confusión. Revuelve la ropa y da voces y gritos espantando al ganado despertando a los dueños de los animales por el revuelo y los ruídos.
Aquel que quiera deshacerse de él, y ya que presume de tenerlo todo muy ordenado y limpio (cuando está de buen humor), le extienden por el suelo linaza o mijo y se lo mandan recojer (el Trasgu tiene la mano con un agujero), también le mandan blanquear la pelleja de un carnero negro, o traer un cesto lleno de agua, cosas imposibles de realizar por él. El Trasgu, picado en su amor propio abandona la casa para no volver.
También se le conoce por los nombres de Trasno, Meque, Cornín, Xuan dos Camios, etc.

EL VENTOLÍN


Ventolín significa remolino de viento en asturiano, es una brisa mágica, que se atribuye tanto al amor como a la muerte. Son muy dificiles de ver, de noche flotan en el espacio y a través de los rayos de la luna, lógrase a veces distinguirlo. Tienen la apariencia de un niño hermoso y facciones muy proporcionadas. Se supone que porta el alma de un difunto que se escapa del cuerpo al exhalar el último suspiro. También se consideraba un ser fantástico que cogía los suspiros de los amantes y se los llevaba a quien los provocaba, es decir, son los portadores de los efluvios amorosos de uno a otro enamorado, enredando a su vez las madejas del amor con su jovial soplido. Duerme a los bebes en sus cunas o esparce el rocío del amanecer. También alivian con su brisa al caminante que se lo topa en un recodo del camino en los días de canícula. Los ventolines son como las auras latinas, un soplo ligero de brisa que lleva la fama al cielo, el perfume de las flores y la inspiración a los poetas.

LA GUAXA


Es un personaje siniestro, una mujer vieja, arrugada y fea, con los ojos como la lumbre, sin dientes, excepto uno monumental en el centro de la boca, con el que chupa la sangre a los indefensos humanos, con lo que les arrebataba la fuerza vital, casi siempre eran niños o ancianos, enfermandolos paulatinamente e incluso morir, sin causa aparente. Esto lo hacía al colarse en sus correrías nocturnas en sus habitaciones, prefiriendo aquellas criaturas más rollizas y más saludables.

LA GüESTIA


La Güestia o Huestia o La Buena Gente o la Santa Compaña gallega, es un desfile de: fantasmas o de almas en pena o difuntos, que portan huesos humanos encendidos en lugar de cirios, para alumbrarse, y cubren sus cuerpos con sudarios blancos. Algunos dicen que son unos ángeles sin cielo que recuerdan a los vivos las consecuencias del pecado. Estas procesiones salen de los cementerios para ir a visitar a las personas próximas a morir, mientras caminan en doble fila, van tocando una campanilla y cantando una salmodia ininteligible. Este ritual lo realizan durante tres ocasiones, al término de las cuales el enfermo muere. También es habitual verles rondar el atrio de las iglesias gimoteando y el que va abriendo el cortejo toca en silencio una fúnebre campana. El objetivo de la güestia es llegar a la casa de un enfermo con mala conciencia de su vida, rodearla tres veces en completo silencio y al terminar la última, echarse a llorar amargamente, apagando las velas para que el enfermo muera de penas y una replica de su cuerpo ocupe el féretro que se llevan entre cánticos fúnebres, pasando entonces su alma, a engrosar las filas de la güestia, apareciendo entonces su imagen en el ataúd que antes portaban vacío cuatro de los espectros; la ronda suele durar siete noches en las que los vivos sólo escuchan lamentos tristes y lastímeros. Parece ser que los miembros del cortejo son los espíritus de aquellos que el finado conoció en vida y que viajaron a la última morada antes que él.
Como antes decíamos, se alejan apagando las antorchas y pierden en la oscuridad. Para evitar el peligro de que al pasear por la noche te encuentres cara a cara con la fúnebre comitiva y te lleve consigo, hay una serie de remedios:
  1. lo fundamental consiste en no entrar a formar parte del séquito de la güestia.
  2. dibuja en el suelo rápidamente el círculo de salomón con una vara de olivo bendita en domingo de ramos.
  3. métete dentro del círculo y no mires ni salgas de él hasta que la güestia haya pasado.
  4. a falta de lo anterior también vale salir poniendo los pies en polvorosa. Debemos advertir que, no solamente se aparecen por la caleyas si no que tambien pueden aparecerse en sueños como un signo de mal presagio.


LA MANO


Se trata de una mano gigantesca y horrible que perturba todo en una casa, trastornando aperos y labranza y que tiene la virtud de embrollarlo todo. Una de sus principales aficiones consiste en apretar el cuello y el pecho de los durmientes, provocandoles pesadillas y dificultades respiratorias. La Mano o La Manona o Pesadiellu, puede transformarse en un gran perro negro. El Pesadiellu puede conjurarse rezando oraciones breves y muy fervientes e invocando a ciertos Santos.

LAS LLAVANDERA


La llavandera es un mujer vieja y arrugada que durante la noche lava la ropa en los ríos y las fuentes. No le gusta nada ser observada por lo que puede ahogar en el río a los curiosos que se sientan atraídos por el ruído de sus palas, aunque también tiene un espíritu bueno, que la hace colaborar en la extinción de incendios en los bosques con el batir de sus palas y ayudar a personas ancianas en apuros. Por contra no le gustan los jóvenes ya que no sienten respeto por las tradiciones.

LAS AYALGAS


Las "Chalgas" o tesoros escondidos es algo consustancial con nuestra tierra asturiana, ya que no hay pueblo o aldea, por remotos que sean, donde no se hallen leyendas de tesoros escondidos, casi siempre atribuidos a los moros. Aunque en las descripciones de los primeros estudiosos se utiliza el nombre para los tesoros, mientras que las jóvenes doncellas que los custodian son conocidas como atalayas. Debido a su penosa situación, presentan habitualmente una expresión de gran tristeza, cantando bellas, pero melancólicas canciones, mientras el cuélebre permanece atento a sus movimientos, excepto el día de San Juan, en que entra en un sopor irresistible, momento en que se les puede desencantar.

LAS BRUJAS


Es común la creencia de que las Brujas "aojan"; es decir, causan el "mal de ojo"; el temor ha sido tan grande, que a los niños se les protegía del "mal de ojo" con el puñín o cigua de azabache, ritual extendido por toda la geografía asturiana; en el occidente, era muy común el uso de la "piedra de San Pedro", cuando no la "dómina", bolsita rellena de hojitas de carácter profiláctico (romero, tomillo, perejil, añil, etc.). Como el ganado era y es la mayor propiedad del aldeano y, por lo tanto, objeto de codicia de la bruja, aparte de las aspersiones con agua y ceniza propias de San Antón o de San Juan, se coloca en la cabeza del mismo las chocas o campanillas grabadas de cruces y signos. Las Bruxas o Brujas, pues, son mujeres mezquinas, sucias y malolientes, que se desplazan por los aires recurriendo a procedimientos diabólicos, como son sus ungüentos y potingues. Se reunían -y aún se reúnenlas nuestras del occidente de Asturias, invariablemente, el 30 de Abril de cada año en la Fonte das Bruxas de la Veiga del Palo (Allande), tras untarse bien con un ungüento y decir la fórmula mágica: 'Por encima de artes, por encima de carballos, a la Veiga del Palo con todos los diablos". Hubo quien las quiso imitar y dijo el conjuro, pero al revés, yendo allá por debajo de artes y de carballos, llegando hecha un basilisco.

LA SIRENA


Según cuentan las leyendas, la Sirena o Serena, era una moza muy hermosa, con un apetito desordenado, que comía continuamente pescados y mariscos. Una mañana su madre, harta de complacerla hasta entonces le dijo: ¡Quiera Dios que te conviertas en pez!, esa misma tarde, cuando la joven se bañaba en el mar, sintió como sus piernas se iban cubriendo de escamas y se convertían en una poderosa y gran aleta. No tardó en consolarse, sintiéndose libre, sin otra preocupación que nadar y bucear. Entonces, llena de alegría, empezó a cantar. Y es por sus canciones, su belleza y alegría que los marinos la quieren, pues su intención no es desviarles de su rumbo sino alegrarles la ruta. Podriamos decir que su función era velar por los navegantes en sus travesías.

LAS LAVANDERAS


Ancianas de rostro arrugado, con cara de "mal carís" y desgreñada cabellera blanca, que emiten altas y desagradables voces allá en las orillas de los ríos, donde lavan perennemente su raída ropa, golpeándola con palas, que, una vez concluido el trabajo o cuando oyen ruidos sospechosos, les sirven para surcar el río rumbo a sus cuevas a velocidad vertiginosa, donde se esconden hasta que el silencio vuelve a reinar en el valle; o bien, si el peligro es cierto o son descubiertas cuando lavan, allí es donde mascullan su cruel venganza. En cambio, conviene precisar que este carácter maligno, que en este mito resulta predominante, no es exclusivo, ya que en ciertas ocasiones, las lavanderas actúan bondadosamente. Así, suelen ayudar a los niños o a los viejos cuando están en peligro por haberse perdido en el bosque; por haber peligro de tormenta.

LAS XANAS


Las Xanas son unas ninfas de agua dulce ya que habitan siempre en la cercanía de las fuentes, de los ríos, de los pozos, de los Lagos, de los estanques, de los manantiales o de los terrenos pantanosos pero tambien en las cuevas (dólmenes). El nombre xana procede del término latino Diana, pero eso no significa que la figura mitológica de la xana astur sea de ascendencia latina. Poseen una morfología completamente humana, son de pequeña estatura, extraordinaria belleza física, dorada y larga cabellera y ojos verdes o azules. Van desnudas o cubiertas de velos y gasas transparentes y tienen piel muy blanca. Se aparecen a los caminantes reflejada en las aguas cuando estos acuden a apagar su sed. Son bondadosas con aquellos quienes les presten alguna ayuda, llegando a compartir sus numerosos tesoros, pero también son muy rencorosas y vengativas con aquellos que invaden sus dominios. Al parecer, la noche de San Juan es la más propicia para romper su encantamiento; ellas salen a bailar, a lavar sus ropas y tenderlas. Son unas criaturas constructoras a las que se les atribuye la edificación de muchos dólmenes, que según la creencia popular no son más que los vestigios de los grandiosos palacios que erigieron. También devanan madejas de hilo de oro y plata; o se sientan a la orillas de las fuentes a peinar sus largos cabellos con peines de oro.
Las Xanas astures están claramente emparentadas con las hadas irlandesas, escocesas y bretonas. Sin embargo, las xanas, son diferentes ya que, la mayor parte de su tiempo la de- dican al canto y a peinar sus cabelleras, cuidar del ganado y de sus propios hijos los "xaninos".
Una de sus mayores obsesiones es la de cambiar a sus "xaninos" por bebes humanos, aprovechando el descuido de las madres cuando bajan al río a lavar la ropa; una de las cosas que hacía sospechar a las madres humanas era que la criatura languidecía a ojos vistas y la piel se volvía cada vez mas oscura, además que "poseía una dentición completa", a pesar de los pocos meses de edad.
En la noche de san Juan, el 24 de junio, las Xanas se hacen visibles para quien las quiera contemplar.

LOS ESPUMEROS


Estos son niños juguetones, muy graciosos y pequeñitos que viven en el mar, a veces brincan o cabalgan en las crestas de las olas o tras las estelas que dejan los buques y las lanchas de los pescadores, coronados de algas y con caracoles marinos que utilizan como trompas. Son muy miedosos y si se produce alguna tempestad se refugian en las rocas. Algunas mañanas particularmente brumosas, pueden verse neblinas que flotan sobre las olas y van hacia el cantil. Estas neblinas no son tales, si no que estan formadas por miles de espumeros envueltos en sus mantos blancos que buscan refugio en la costa.

LOS HOMONES


Son gigantes que viven en cuevas cerca de los rios. Su presencia esta muy extendida y casi podria decirse que todos los concejos asturianos tienes alguna historia sobre estos seres. Poco se sabe de ellos, a veces, se limitan a observar desde las rocas a los caminantes, infundiendoles temor con su aspecto, pero no parece que sean particularmente agresivos. Segun estas historias, la construccion de algunos monumentos megaliticos, seria obra pues, de Les Homones. Algunos se visten con pieles de ovejas y se alimentan de bayas, frutos silvestres y carne cruda. Constituyen en la memoria del pueblo asturiano una memoria viva de lo que para la gente eran los primitivos pobladores de Asturias.

LOS MALINOS


Son unos diminutos diablillos o espíritus malignos que se introducen en el cuerpo de las personas, con la intención de causarles daño. Sin duda, el término deriva de una popularización del vocablo "maligno", que es una de las habituales denominaciones del demonio en la religión cristiana. Una vez que los Malinos se acomodan en el interior de las personas, generalmente aprovechando la digestion de las comidas, y es por esto que se ha hecho habitual que las gentes comienzan a comer después de bendecir los alimentos, ya que se está en la creencia que de ese modo se ahuyentan tan incómodos como perversos parásitos.

Una de las consecuencias de la posesión diabólica es, una parte el nerviosismo y la inesta- bilidad emocional; por otra, la confusión y la desgana. Se cree que su actuación nunca es individual, sino que se juntan cientos y hasta miles de ellos con la intención de causar el mayor daño posible, creando una verdadera crisis de personalidad, llegando a la locura, y muchos casos a la autodestrucción.








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