TIAHUANACO: CIUDAD, TEMPLO Y OBSERVATORIO
- TIAHUANACO
A poco más de 70 kilómetros de La Paz, capital de Bolivia, y casi ya al lado de la frontera
de Perú se encuentra Tiahuanaco (en lengua quechua) o Tiwanacu (en lengua aymara), un enor-
me conjunto de ruinas que ocupa una superficie próxima a las 50 hectáreas y situada a 3.825
metros s.n.d.m..
De igual modo, recogió de los nativos del lugar la leyenda del origen de esta ciudad, pro-
ducto del trabajo de una sola noche de unos seres gigantescos en tiempos anteriores a un
gran diluvio. Terremotos, climatología adversa y la continua expoliación de las ruinas tan-
to en tiempos antiguos como en los modernos, han hecho muy difícil establecer a ciencia
cierta quiénes y cuándo construyeron Tiahuanaco. Los sectores más conservadores estiman su
antigüedad alrededor los 3.000 años, pero no faltan la gran cantidad de investigadores que
retroceden a tiempos inimaginable, su construcción. El caso más famoso de estas teorías re-
visionistas sobre la antigüedad de Tiahuanaco lo constituye el trabajo llevado a cabo por
Arthur Posnansky, quien estableció una edad mínima para las ruinas de unos 14.000 años lue-
go de haber medido, como pocos lo han hecho, cada uno de los edificios, y estudiado sus a-
lineaciones astronómicas. Destacan entre sus construcciones un edificio rectangular con un
gran patio central al que llaman Kalasasaya (los pilares derechos) que sirvió en su momento
de observatorio astronómico. Existen en su interior unas curiosas estatuas que representan
a unos hombres barbudos de etnia desconocida, pues todos los habitantes de la zona son com-
pletamente imberbes. Otro edificio, llamado Puma-Punku (puerta del puma), alberga bloques
que superan con facilidad las 100 toneladas, cortados y tallados milimétricamente, y prove-
nientes de una cantera a más de 60 kilómetros, trabajados por artesanos que desconocían el
bronce, o al menos eso es lo que se asegura, pues se han encontrado grapas de éste material
que al igual que en Egipto servían para unir y fijar enormes bloques de piedra. La Pirámide
de Akapana, un templo de 15 metros de altura de forma piramidal, posee en su interior un
complicado sistema de canalizaciones, que se hallan a varios metros de profundidad, llama-
das "cloacas máximas", que no son para aguas servidas, sino más bien para drenar las aguas
de lluvia , a pesar de haberse encontrado gran cantidad de guijarros redondeados y de color
verde oscuro de entre 2 y 5 centímetros que ha hecho sospechar a algunos investigadores que
allí se procedía al lavado de minerales, tales como el estaño. Otra característica muy im-
portante es que se encuentran también, miles de canales pétreos, es decir, las cañerías e-
ran de piedra y se iban uniendo en bloques, porque Tiahuanaco tenía agua potable, lo que
era sumamente importante. Pero sin duda la más conocida de todas las construcciones exis-
tentes de estas ruinas es la Puerta del Sol (Inti Punku), una impresionante puerta tallada
en un sólo bloque de piedra llamada andesita (de Los Andes), que es roca volcánica de grano
fino, de 2,75 metros de alto por 3,84 metros de largo, y unas 12 a 13 toneladas de peso, y
tiene un grosor de 50 centímetros, completamente labrada en su parte anterio superior. El
dintel esta tallado con tres franjas horizontales que flanquean a una figura central. Las
franjas están formadas por 48 personajes antropozoomorfos, denominados geniecillos alados,
con atribuciones de aves y felinos. Todos miran hacia la figura central, cuya identidad
constituye hasta hoy en día un enigma. Se trata de un personaje macrocefalo, con rostro en
forma trapezoidal rodeado de 24 rayos, algunos de ellos terminados en cabezas de puma. De
los ojos caen grandes lagrimas y las manos sostienen dos báculos, símbolos de poder, que
terminan en cabezas de cóndor. En los codos exhibe dos cabezas-trofeo reducidas y en el pe-
cho una especie de altar. Esta situado sobre un pedestal escalonado, que sustituiría a sus
pies.
Algunos historiadores han querido ver en este ser al Dios Sol por los rayos de su cabeza,
mientras que otros lo han identificado con Viracocha. Las figuras tienen manos con cuatro
dedos.
- TIAHUANACO, ¿PUERTO?
Cerca del Puma-Punku existe una construcción que se cree no llegó a ser finalizada y que
corresponde exactamente a una dársena portuaria.
Distintos estudios geológicos ha llevado a pensar que el macizo andino sufrió en tiempos
desconocidos un brusco cambio de altura sobre el nivel del mar, ya que existen rastros geo-
lógicos de una gran inundación, ya que se encuentra una línea de sedimentos marinos con una
extensión aproximada de setecientos kilómetros de largo. Así parecen confirmarlo los nume-
rosos frisos encontrados, con representaciones de peces y otros motivos marinos en distin-
tas edificaciones del lugar.
Como cierre, cabe señalar que, es admirable la precisa orientación astronómica y una serie
de elementos más, como la división dual de lo sagrado con lo profano. Por tanto, los cons-
tructores sabían lo que estaban haciendo al levantar Tiahuanaco. Queda aún mucho por descu-
brir en Tiahuanaco, aunque lentamente las excavacíones continúan. Se dice que, en estos
momentos sólo se ha escavado el 1,2 por ciento por lo tanto aún resta un 98,8 por ciento.
Pero tal vez lo más difícil sea interpretar los hallazgos sin someterse a los falsos con-
vencionalismos impuestos por los principales arqueólogos.
- ¿QUE SIGNIFICA SU NOMBRE?
Hay bastante supuestas traducciones del significado de su nombre, pero la mas aceptable
hasta estos momentos es la que dice que el significado etimológico de la palabra Tiahuanaco
es: tio en aymará quiere decir dios; ti-huan, se traduciría de dios; y aKa significa esto.
Entonces Tiahuanaco es igual a decir esto es de dios, un nombre que por sí solo revela para
qué fue utilizada esta legendaria ciudad: como un templo sagrado.
- COSMOGONÍA Y ASTRONOMÍA (*)
El simbolismo central de tales estructuras de templos era el de la montaña cósmica que re-
presentaba el ombligo de la Tierra que conectaba las tres regiones. La estructura dominante
del centro sagrado de Tiahuanaco era la Akapana, una pirámide truncada de más de unos die-
cisiete metros de altura, llamada por Kolata "la montaña sagrada de Tiwanacu".
La pirámide Akapana tenía siete niveles. El número siete, aparece asociado con el "padre
cielo", que equivale al uso de las coordenadas polar y ecuatorial, expresadas mediante re-
ferencia a las direcciones cardinales. El antiguo sistema aymará de orientación tenía siete
direcciones, empleando cuatro direcciones cardinales junto con el centro y el nadir. La A-
kapana está orientada en las direcciones cardinales.
La misma idea encontramos en la relación entre el contiguo complejo de estructuras llamado
el templo Semisubterráneo y el Kalasaya. Aparecen trazados a lo largo de un eje este-oeste,
que habla de los puntos de salida y puesta del Sol en los equinoccios, cuando el Sol cruza
el ecuador celeste. Las estrellas que van hacia arriba y hacia el oeste desde el templo Se-
misubterráneo hasta el nivel del suelo conducen directamente a una segunda escalera que se
eleva en los recintos situados por encima de la planta baja del Kalasaya, donde la estatua
monolítica de un dios (la llamada Estela Ponce) miraba hacia el este, de espaldas al templo
Semisubterráneo.
La configuración mental de la línea del equinoccio como una escalera no hace pensar inme-
diatamente en la constelación andina chacana (escalera), las tres estrellas del Cinturón de
Orión, que están sobre el ecuador celeste.
Estas estructuras relacionadas axialmente también se relacionan con la cosmología religiosa
asociada con el mito de emergencia surgido en el Titicaca. Como sabemos, en el simbolismo
arquitectónico celeste, el suelo de la casa, que representa el trópico meridional, debería
estar, por debajo de la planta baja, así que ésta representa el ecuador celeste. Tal como
indica su nombre, el templo Semisubterráneo fue construido a unos dos metros por debajo del
nivel de la planta baja, abierto al aire. En consecuencia y nuevamente en términos estric-
tos, el subterráneo tenía que representar el trópico meridional y el acceso a la tierra de
los muertos. Del mismo modo, se decía que el suelo del patio del juego de pelota de Quiché
descansaba sobre el tejado de la casa de los señores del inframundo. Concuerda con esta
interpretación el hecho de que las huacas de linaje de las tribus agrícolas que participan
de la esfera de influencia tiahuanacana se encontraron hundidas en el suelo del templo Se-
misubterráneo. En medio de esta disposición, una segunda estela, llamada la Estela Bennett,
que contiene una compleja información relativa al año agrícola, miraba hacia el oeste (la
dirección celeste asociada con la Luna, la noche, la lluvia y la muerte), de espaldas a la
Estela Ponce, en el recinto elevado del Kalasaya. Y, a la inversa, la Estela Ponce, por en-
cima del Kalasaya, dominaba una vista del horizonte oriental.
Un segundo patio hundido más pequeño aparecía situado en lo alto del séptimo nivel de la
pirámide Akapana. Lo mismo que con el modelo del Viejo Mundo, en el que lo alto de la mon-
taña del templo sagrado representa el "ombligo de la Tierra", el patio hundido de Akapana
era, simbólicamente hablando, un omphalos. Este patio hundido fue trazado en forma de una
plaza sobrepuesta a una cruz griega. La cruz, que representa las direcciones cardinales y
está orientada hacia ellas (y por lo tanto hace referencia a las coordinadas polar y ecua-
torial) representa el ámbito celeste, o padre cielo. La plaza, marcan en sus esquinas los
puntos cardinales que representan los lugares de salida y puesta de los soles solsticiales,
es decir, los parámetros de la "tierra celeste" según vienen determinados por el plano e-
clíptico. Si conectamos las esquinas, se forma las diagonales, y la X marca el centro, el
ombligo de la diosa tierra. Este simbolismo ya se ha observado en el unanacha de Viracocha
en el diagrama de Pachacuti Yamqui, situado como está por encima de la cruz intercardinal,
designada como femenina, que encontramos por debajo; y, también, precisamente este mismo
simbolismo se encuentra entre los quiché, donde el Dios-Siete, representado jeroglíficamen-
te como Osa Mayor y Orión, aparece trazado sobre el ombligo de la Diosa tierra.
Una segunda característica singular del patio hundido de Akapana sólo ha sido descubierta
recientemente. Este patio sirvió como un dispositivo de recogida del agua de lluvia, y es-
taba conectado con un sistema de drenajes que vertían el agua fuera de los muros verticales
de cada nivel, que llevaban el agua horizontalmente por debajo de la superficie de cada
tramo y luego la vertían de nuevo, haciéndola caer así en cascada por todos los niveles de
la pirámide.
Así pues, los constructores de Tiahuanaco construyeron una "montaña llena de agua" a la
vista de un lago y de una isla llamados Titicaca.
Y como cualquier verdadera montaña cósmica, la Akapana reciclaba también las aguas de la
vida espiritual, cuyo nacimiento se encontraba en lo alto de la montaña cósmica en el sols-
ticio de junio, en el ámbito de la Vía Láctea.
- DUDAS IMPORTANTES
¿Es posible que la ciudad Tiahuanaco haya sido levantada en tiempos tan antiguos como los
que corresponden a la supuesta luna terciaria? ¿La que provocó el levantamiento de los ma-
res y el gigantismo de los seres? ¿La que al caer produjo la gran inundación?
(*) Fuente: William Sullivan, El secreto de los incas - Los misterios de una civilización
perdida - Ed. Grijalbo.
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